Detrás de Marx. Ed Vaghi

15.03.2018

Ed Vaghi

"Cuando Yahvé vuestro Señor os conduzca a la tierra que debéis heredar, caerán ante vosotros numerosos pueblos. Cuando os los haya entregado en vuestras manos, debéis aplastarlos y destruirlos violentamente; no debéis hacer tratados, ni mostrar piedad con ellos... He aquí como debéis comportaros con estos pueblos: destruiréis sus altares y romperéis sus imágenes y talaréis sus bosques sagrados y quemaréis sus ídolos. Pues sois el pueblo santo para Yahvé vuestro Dios".
(Talamud Judio, Deuteronomio, 7: 1-7).

Existe un sinfín  de evidencias que demuestran que la Revolución rusa de 1917 fue financiada por la banca internacional, liderada por el poderoso sindicato de banqueros judíos instalados en Wall Street y Londres.

El influyente Rabino Wise declaraba lo siguiente en el New York Times del 24 de marzo de 1917: «Creo que de todos los logros de mi pueblo, ninguno ha sido más noble que la parte que los hijos e hijas de Israel han tomado en el gran movimiento que ha culminado en la Rusia Libre (¡La Revolución!)».

Asimismo, del Registro de la Comunidad Judía de la ciudad de Nueva York, se extrae el siguiente texto:

«La empresa de Kuhn-Loeb & Company sostuvo el préstamo de guerra japonés entre 1904 y 1905, haciendo así posible la victoria japonesa sobre Rusia... Jacob Schiff financió a los enemigos de la Rusia autocrática y usó su influencia para mantener alejada a Rusia de los mercados financieros de los Estados Unidos».

En 1916 se celebró en Nueva York un congreso de organizaciones marxistas rusas. Estos gastos fueron sufragados por el banquero judío Jacob Schiff. Otros de los banqueros que asistieron e hicieron generosas donaciones fueron Felix Warburg, Otto Kahn, Mortimer Schiff y Olaf Asxhberg.

Sin embargo, según la historia oficial que se enseña en las escuelas y en los profanados centros universitarios, se asegura que las revoluciones de 1905 y 1917 en Rusia se debieron a un minúsculo grupo de revolucionarios marxistas que, liderados por Lenin y Trotsky, lucharon heroicamente contra la opresión y la tiranía zarista logrando alcanzar el poder e implantar un sistema, el marxista, que había sido diseñado por un judío alemán varias décadas antes para ser implantado en la Alemania industrializada, y no en la paupérrima Rusia rural y desindustrializada. Consecuencia: la revolución marxista creó más miseria y desheredados que el propio sistema que pretendía erradicar.

Para toda empresa, incluida la implantación del marxismo, se necesita mucho dinero, un dinero cuya procedencia jamás aclararon los líderes del marxismo. Cómo todo, en este mundo-negocio, sin dinero e influencias no se puede lograr nada.

El exiliado ruso Bores Brassol, que vivió en su patria durante los primeros años de la Revolución, revela:

"La alta finanza judía y el movimiento sionista Poale, jugaron un papel preponderante en la conquista de Ucrania. El judío Rappoport, un abogado de Kiev, escribió a propósito de Poale: "...Después del hundimiento de las cooperativas nacionales, Ucrania perdió su base económica. Las instituciones bancarias, dirigidas por nuestros camaradas Nazert, Gloss, Fisher; Krauss y Spindler prestaron gran ayuda a Poale. A partir del nombramiento del camarada Margulles como director del Banco de Ucrania, nuestro éxito ya no ofreció dudas... Como representante de Poale-Zion, considero que es mi deber hacer constar el agradecimiento de nuestro partido del Bund, verdaderos pastores del rebaño de borregos rusos"

El más importante de los semanarios judeonorteamericanos, "The American Hebrew", publicó el 10 de septiembre de 1920 lo siguiente:

"La revolución bolchevique en Rusia fue obra de cerebros judíos, de la insatisfacción judía, de la planificación judía, cuyo objetivo es crear un nuevo orden en el mundo. Lo que de tan excelente manera fue realizado en Rusia, gracias a cerebros judíos y a causa de la insatisfacción judía y mediante planificación judía, será también, a través de las mismas fuerzas mentales y físicas judías, una realidad en todo el mundo."

Alfred Nossing, uno de los más celebrados líderes espirituales del judaísmo, declaró en 1925:

"El socialismo y el código mosaico no están en oposición... nosotros tenemos interés vital en la victorias del socialismo en el mundo, no solamente por motivos tácticos ocasionales, sino sobre todo porque el marxismo y la doctrina mosaica son prácticamente idénticos..." (Citado por León de Poncins en Les Forces Secretes de la Revolución. Pags. 158,160, edición inglesa)

El judío norteamericano Dr. Oscar Levy, dice en una carta reproducida en el prefácio del libro The Word Significance of the Russian Revolution, de G. Pitt-Rivers, en 1920:

"Al frente del comunismo y del capitalismo hay elementos judíos, que buscan la ruina espiritual y material de este mundo... para satisfacción del intenso idealismo judío"

El historiador de nacionalidad británica y origen judío, escribió en marzo de 1933:

"Es evidente que los cambios producidos en la Revolución soviética han sido especialmente favorecidos los judíos... Cuando llegamos a Leningrado, los integrantes y los guías de la organización turística del Estado eran, generalmente, judíos o judías. La misión del pueblo judío es ser el intérprete de la Rusia ante el mundo, y del mundo ante la Rusia soviética, y la que forma el núcleo esencial de la nueva sociedad proletaria..."

En la revista francesa Le Nouveau Mercure, el periodista hebreo Rene Gross decía en marzo de 1927:

"Las dos internacionales de la finanza y del bolchevismo trabajan con ardor. Ambas representan los frentes de la internacional judía... Se trata de una conspiración contra todas las naciones gentiles."

Bernard Lazare, historiador judío y prominente sionista, reconoce que:

"...en cuanto a la gestación del socialismo (comunismo), los judíos contribuyeron más que nadie. Marx y Lassalle en Alemania, Aarón Liberman y Adler en Austria, Dobrojonan Gherea en Rumania, Compers, Kahn y De Lión en los Estados unidos de América, fueron o son todavía los directores o los iniciadores. Los judíos rusos merecen lugar a parte en esta breve exposición. Los jóvenes estudiantes, evadidos de los ghettos, participaron activamente en la agitación nihilista: muchos de ellos -incluidas a bravas judías- sacrificaron heroicamente sus vidas a la causa emancipadora y al lado de esos médicos y esos abogados israelitas hay que colocar a la masa considerable de refugiados artesanos que fundaron en Londres y en Nueva York, importantes organizaciones obreristas, centros de propaganda socialista, comunista e incluso anarquista." (Bernard Lazara. Le Antisemimitisme, p.435)

En un documento judío citado por el Sunday Times de Londres del 4 de abril de 1920, se jactaba que el comunismo no era más que una conspiración israelita para conseguir el imperio mundial de Sión. El despacho en cuestión decía textualmente:

"La Prensa polaca reproduce un documento hallado en la cartera del comandante bolchevique Sunder, jefe de un batallón. Sunder fue muerto en acción. Ese documento, escrito en yiddisch, proyecta luz sobre al organización clandestina judía en Rusia. He aquí el contenido:

"Secreto. Al presidente de la sección de la Alianza israelita universal. La hora de nuestro completo triunfo se acerca. Estamos en al alborada de la conquista del mundo. Nuestros viejos sueños se están cumpliendo. A pesar de que, hace relativamente poco tiempo no teníamos ningún poder, ahora podemos alcanzar la victoria. Ya hemos obtenido el poder en Rusia. Nuestros primeros planes han sido coronados por el éxito, pero no debemos olvidar que los rusos, aunque estén ahora bajo nuestro dominio, nunca dejarán de ser nuestros mortales enemigos... Firmado. El Comité Central de la sección Petrogrado de la alianza israelita universal."

El publicista judío Hermalin, dijo en un discurso pronunciado en Nueva York en 1917, que "...la Revolución rusa fue realizada por judíos. Nosotros formamos sociedades secretas. Nosotros inspiramos el reinado del terror... Nosotros por medio de nuestra convincente propaganda y de nuestras represiones masivas..." (citado por Nationalist News, mayo de 1965)

Uno de los fundadores del Partido Laborista de Inglaterra, el profesor judío Harold Y. Laski, reconoció que "... en 1897 se fundó el Bund, la unión de los trabajadores judíos en Polonia y Lituania... que se dedicó a las actividades revolucionarias en gran escala, y su energía les convirtió en el núcleo del Partido comunista en todas las Rusias." (Artículo sobre "Comunismo", por Harold Y. Laski. Enciclopedia Británica, volumen III, págs. 824-827)

Se transcribe parte de una entrevista que le hizo la Televisón francesa a Aleksander Isáyevich Solzhenitsyn, autor del libro Archipielago Gulag:

"En el Archipiélago Gulag, el sistema de prisiones y campos de concentración, se calcula que perecieron 44 millones de personas (66 millones en toda la URRSS)... Yo me he limitado a dar los nombres de las personas que dirigían entonces los destinos del Gulag, de los jefes de la NKVD, de los directivos de la construcción del Canal del Mar Báltico. Aquí están los principales. Yo no tengo la culpa de que todos ellos sean de procedencia judía. No se trata de una selección artificial. La separación la ha hecho la historia..." Al llegar a este punto, fue cortada la entrevista que hacía la TV francesa.

La revolución bolchevique de 1917 fue descrita por Winston Churchill como "una conquista por judíos bolcheviques que agarraron por el pelo al pueblo ruso apoderándose del imperio".

El comunismo soviético estaba dirigido por personas que odiaban al pueblo ruso. Los judíos, desde que conviven con los goyim -ganado- se han cambiado los apellidos e incluso los nombres, para adaptarse mejor a la sociedad que viven.

¿Sabes en donde se dio la primera revolución de liberación femenina? ¿Y en que año? Se dio en Rusia, en 1917, a través de la revolución marxista.

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